No todas las rutas deben incluir en el recorrido alguno de esos edificios que por sí mismos justificarían la visita. El pirineo catalán esconde, muy a menudo, rincones tan alejados de la civilización que no es de extrañar que las construcciones que allí encontremos sean de gran sencillez estructural y se erigieran con mínimos recursos. Pero lo que se pierde en majestuosidad se gana en recogimiento y belleza paisajística, con lo que naturaleza y arte se complementan para regalarnos un espectáculo único. La Vall Ferrera es uno de esos casos.
Más conocida por ser la vía de acceso a la Pica d’Estats, que con sus 3143 metros es la cumbre más alta de Cataluña, no deja de ofrecer interesantes edificaciones a quien sienta curiosidad por el arte románico rural. Su nombre deriva del catalán «ferro» (hierro), lo que atestigua la extracción de este mineral en épocas pretéritas, pero la última fragua cerró en 1874 con lo que uno de los principales modos de subsistencia en la región desapareció para siempre. La vida no fue nunca fácil y la escasez de medios no daba para levantar construcciones más ambiciosas como las de la Vall de Cardós (ruta 5) o las de la Vall d’Àneu (ruta 3).
Las iglesias y ermitas que encontraremos en la ruta son de pequeñas dimensiones y se encuentran repartidas por el territorio ya sea en la montaña o en pequeñas poblaciones rurales. La ruta se inicia en Alins de Vallferrera, adonde habremos llegado procedentes de Llavorsí. La iglesia de
Sant Vicenç (foto 1), una edificación totalmente reformada en época barroca, conserva de la época románica el cuerpo inferior del campanario. Muy cerca de allí, sobre un cerro que domina el valle, la ermita de
Sant Quiri (foto 2) invita a un corto paseo por el campo. Fue restaurada en dos intervenciones, la primera de 1986 y la segunda al año siguiente.
Abandonaremos la L-510 y nos adentraremos en el valle de la Noguera de Tor. La antigua pista forestal ha sido pavimentada hasta poco después del cruce con la carretera que lleva a Norís. En esta población se encuentra la iglesia de
Sant Serni (foto 3) que podemos visitar ahora o cuando regresemos de Tor, al final de la pista, donde se ubica la iglesia de
Sant Pere (foto 4), una de las más antiguas del valle. En verano no suele haber problemas para acceder al lugar, pero en época de lluvias o en pleno invierno no todos los vehículos son adecuados. En todo caso, un 4×4 siempre nos evitará situaciones comprometidas.
Hemos regresado a la L-510 y nos dirigimos al norte. A poca distancia de Alins, a mano derecha según se avanza en dirección a Àreu, junto a la Noguera de Vall Ferrera se encuentra la capilla de
Santa Maria de la Torre (foto 5) edificio que ha sido restaurado en su totalidad a lo largo de las dos últimas décadas en sucesivas intervenciones. Nuestra última visita queda un poco más al norte, en La Força d’Àreu, donde se levanta la
iglesia de Sant Feliu (foto 6) restaurada en la década de los 80 por l’Associació pel Patrimoni de la Vall Ferrera.
Fuente: Romanico en ruta
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